Los implantes mamarios deben ser objeto de control periódico

El linfoma anaplásico de células grandes asociado a implantes mamarios (LACG-AIM), un subtipo de linfoma no-Hodgkin de células T infrecuente que se puede desarrollar alrededor de la cápsula y en el fluido que rodea al implante mamario, es un asunto que preocupa a los cirujanos plásticos desde que en 1995 se publicó la primera notificación acerca de esa relación. Una de las causas que se barajan es la estimulación crónica del sistema inmune debida a la presencia del propio implante. Obdulia Cañadas, cirujana Plástica del Hospital Virgen de las Nieves de Granada y vocal de Docencia de la Sociedad Española de Cirugía Plástica, Reparadora y Estética (Secpre), ha explicado que el linfoma se ha relacionado, en base a la evidencia científica, sobre todo con un tipo de prótesis macrotexturadas.

Esta especialista, que participa en el 56 Congreso Nacional de la Secpre, que se ha celebrado recientemente en Sitges, Barcelona, ha afirmado que, a pesar de ello, es “muy importante” que cualquier paciente con una prótesis mamaria se haga revisiones anuales.

En concreto, hay que realizar ecografías para analizar el estado de la prótesis y, de paso, descartar que haya cáncer de mama (en la población femenina general el cribado con mamografía es bianual entre los 50 y los 69 años). ”En la ecografía se puede ver si hay una masa o más líquido de la cuenta. Si es así, hay que estudiarlo y analizar si es necesario realizar una explantación mamaria (o extracción definitiva de las prótesis mamarias)”, ha manifestado. C. Fernández

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