La vitamina D, una aliada inesperada contra las enfermedades cardiovasculares
La deficiencia de vitamina D, comúnmente relacionada con la salud ósea, está emergiendo como un factor clave en el desarrollo de enfermedades cardiovasculares.
La vitamina D es en realidad un complejo sistema hormonal que el cuerpo necesita para mantener una buena salud general. Además de ser esencial para una buena salud ósea, la hormona D también parece jugar un papel importante en el sistema inmune y el sistema cardiovascular. De hecho, recientes estudios han relacionado la deficiencia de vitamina D con el desarrollo de enfermedades cardiovasculares, incluidas la enfermedad coronaria e insuficiencia cardíaca.
En esta línea, Fernández Lozano, jefe de la Sección de Arritmias del Servicio de Cardiología del Hospital Universitario Puerta de Hierro y presidente electo de la Sociedad Española de Cardiología, destaca la posible relación de niveles bajos de 25—hidroxivitamina D con un mal pronóstico cardiovascular: “En diversos estudios se ha observado una fuerte asociación entre los niveles de 25-hidroxivitamina D y la enfermedad cardiovascular, independiente de otros factores de riesgo. De hecho, en el año 2010 se publicó un análisis prospectivo de la información de una base de datos de registros médicos que incluyó a 41.504 sujetos con al menos una medición de niveles de 25-hidroxivitamina D. En esta población un 63,6% de los ciudadanos analizados tenían niveles de 25-hidroxivitamina D menores de 30 ng/ml. Estos niveles estuvieron inversamente asociados con una mayor incidencia de enfermedad arterial coronaria, infarto de miocardio, insuficiencia cardíaca y accidente cerebrovascular. El análisis estadístico de todos ellos demostró una alta significación (p<0,0001), así como con muerte incidental, fibrilación auricular, enfermedad arterial periférica (p<0,0001), accidente cerebrovascular (p = 0,003), y la suma de todos ellos (p <0,0001)” .
Si bien en la práctica clínica la importancia del sistema endocrino de la vitamina D ha sido interiorizada por muchos grupos de especialistas, como los endocrinólogos o los médicos de atención primaria, entre otros, parece ser todavía una asignatura pendiente entre los cardiólogos: “Aunque la relación entre niveles bajos de 25-hidroxivitamina D y enfermedad cardiovascular está muy bien establecida, no existe una evidencia sólida que nos oriente sobre niveles adecuados de 25-hidroxivitamina D en cardiología. En este tema, los cardiólogos tenemos que hacer un ejercicio de humildad y adaptarnos a las recomendaciones de otras especialidades como reumatólogos, endocrinos o internistas”, afirma el Dr. Fernández Lozano.
Por esta razón, Fernández Lozano insiste en la necesidad de concienciar a los especialistas en cardiología clínica de la importancia de detectar el déficit de vitamina D con el fin de mejorar la prevención y el tratamiento de enfermedades cardiovasculares: “Los cardiólogos no somos los especialistas que estemos más concienciados sobre la importancia de la vitamina D. Afortunadamente, los datos de su eficacia en pacientes ingresados por insuficiencia cardíaca congestiva y la publicación del estudio D-Health empiezan a cambiar las cosas“.
Aumento de enfermedades cardiovasculares en invierno
Los primeros trabajos que apuntaban a que un déficit de hormona D podría empeorar la salud cardiovascular fueron planteados hace 40 años por Robert Scragg. “Él postuló que el aumento de las enfermedades cardiovasculares en invierno podía ser un resultado de bajas concentraciones de 25-hidroxivitamina D como consecuencia de una menor exposición a la luz solar. Desde entonces se han publicado numerosos estudios analizando la asociación de la hormona D con la hipertensión arterial, ateroesclerosis y enfermedades cardiovasculares. Esta asociación es muy sólida especialmente para la enfermedad coronaria, la insuficiencia cardiaca y la presencia de fibrilación auricular” apunta Fernández Lozano.
Ante esta situación, algunos estudios señalan que la suplementación con vitamina D podría ayudar a reducir el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares. Y como señala el también presidente electo de la Sociedad Española de Cardiología, “la mejor evidencia del uso de suplementos de vitamina D y enfermedad cardiovascular la encontramos de nuevo en el estudio D-Health. Los participantes de este estudio recibieron 60 000 UI/mes de vitamina D3 (n=10.662) o placebo (n=10.653) durante 5 años, siendo la incidencia de enfermedad cardiovascular menor en los pacientes que recibieron suplementos de vitamina D (Cociente de riesgo 0,91, 95% IC 0,81- 1,01), especialmente entre aquellos que tomaban fármacos cardiovasculares al comienzo del estudio (0,84, 0,74 a 0,97; P para interacción=0,12)” .
En estudios clínicos diversos en los que se valora la eficacia para normalizar los niveles plasmáticos de 25(OH)D en pacientes con déficit de vitamina D, calcifediol ha demostrado ser entre 3 y 6 veces más potente que otros medicamentos que contienen colecalciferol. L.D.B. (SyM)