El conocimiento molecular, clave en el avance farmacológico
En los últimos 5 años ha habido más progresos en medicamentos contra el cáncer que en los 45 anteriores
S.L. La inmunoterapia ha sido, sin duda, la gran protagonista de este avance y ello no podría haber sido posible sin un mayor conocimiento molecular del tumor. “Hemos descubierto que los mecanismos moleculares son los que producen que el cáncer pase desapercibido para el sistema inmune”, señala Antonio Llombart, portavoz de la SEOM y jefe del servicio de oncología médica del Hospital Universitario Arnau de Vilanova, en Valencia. La realidad es que, gracias a este mayor conocimiento de la enfermedad, la
etapa premolecular para el desarrollo de fármacos ha dejado de suscitar interés.
Como señala el oncólogo Llombart, estos nuevos tratamientos están cambiando la eficacia de las terapias sistémicas. Gran prueba de ello son las cifras que ofrece la patronal estadounidense PhRMA respecto al desarrollo de medicamentos de la industria farmacéutica. Según dicho informe, de los 836 fármacos que están en desarrollo, sólo 50 son quimioterápicos. Y es que si bien, hasta ahora, todos los tratamientos estaban focalizados en atacar células en división (base de la quimioterapia), en estas dos últimas décadas lo que se ha generado es una tecnología capaz de estudiar en profundidad lo que son los distintos mecanismos biológicos que guía cada uno de los tumores.
En situación normal, nuestro organismo es capaz de reconocer el tejido anormal y atacarlo. Pero el cáncer justamente tiene capacidad de bloquear este proceso de defensa de manera que el tumor consigue pasar desapercibido para el sistema inmune. Situación que, no obstante, cambió radicalmente al descubrir que eran unas determinadas proteínas las culpables de dicho bloqueo de defensa. “Esto ha sido una de las grandes revoluciones, pues gracias a ello se han podido crear nuevos fármacos capaces de combatirlo”, apunta Antonio Llombart. Asimismo, añade, “a pesar de que un tumor no puede crear vasos sanguíneos, (necesarios para su crecimiento), hemos descubierto que éste es capaz de corromper los tejidos sanos adyacentes para lograr expandirse”. “Ello- continúa- también nos ha posibilitado crear medicamentos específicos para bloquear estos mecanismos de angiogénesis”.
Un mayor conocimiento de los mecanismos intrínsecos del tumor, como su infiltración y división, por ejemplo, (que a su vez difieren según el subtipo de cáncer que se trate) ha permitido llegar a lo que se conoce como la medicina personalizada. “Para cada mutación se están generando diferentes tratamientos, capaces de revertir lo que la mutación ha conseguido”, apunta el especialista.
De momento, el tipo de cáncer que más se ha visto beneficiado de las nuevas terapias ha sido el melanoma, pero, según el oncólogo, los buenos resultados serán trasladables sin duda a otros tantos. En los últimos 50 años se ha ido mejorando la supervivencia alrededor de un 5% cada diez años. “Teníamos dudas de poder mantener esta cifra en un futuro, ahora las expectativas no sólo es que se mantenga, sino que probablemente, (siempre y cuando se garantice el acceso a todos los pacientes a los nuevos tratamientos) mejoraremos aún más la supervivencia global por cáncer en el mundo occidental”, concluye Antonio Llombart.