¿Afecta el coronavirus a la caída del pelo?
Durante el verano, las consultas de dermatología sobre caída de cabello se han multiplicado de forma evidente. Aunque aún no existen estudios concluyentes sobre la repercusión directa de la enfermedad por COVID-19 sobre el cuero cabelludo, parece lógico suponer que las alteraciones psicológicas que ha despertado este virus en la población, principalmente estrés y ansiedad, han favorecido un aumento en la alopecia por “efluvio telógeno agudo”. Diferentes estudios sobre la salud capilar señalan al estrés y la ansiedad como causas frecuentes de caída de cabello, frecuentes en esta época de crisis sanitaria.
La pandemia ocasionada por el coronavirus SARS-CoV-2 ha tenido una repercusión innegable en la salud psicológica de muchas personas. Al estrés derivado del miedo a padecer la enfermedad -o a que alguien allegado la padeciera-, se suman los estados de ansiedad y depresión que muchos han sufrido durante el confinamiento y después del mismo, cuando ha llegado el momento de afrontar una vuelta a la normalidad pese a que el virus aún no ha sido controlado.
Según explica Josefina Royo de la Torre, dermatóloga, “el estrés y la ansiedad motivados por el COVID-19, han sido los factores principales de pérdida de pelo asociado al confinamiento. Estos estados producen un aumento de la ACTH (Hormona Adrenocorticotropa), que se produce en la hipófisis y estimula las glándulas suprarrenales, ocasionando alteraciones en el ciclo de crecimiento del pelo”.
Existen diferentes tipos de alopecia. La más conocida es la androgénica, que tiene lugar cuando las hormonas masculinas (testosterona) propician una concentración excesiva de grasa en el folículo piloso, impidiendo su alimentación. Por otro lado, la alopecia asociada al estrés se conoce como “efluvio telógeno agudo”. En palabras de Rita Rodrigues Barata, dermatóloga del Grupo Jaén: “La fase telógena es la última fase de vida del cabello; momento en el que se produce la caída. En condiciones normales, entre el 10 y el 15% del cabello está en esta fase de ‘recambio’, mientras que el resto está creciendo. Cuando se produce el efluvio telógeno, el porcentaje de pelo ‘recambiándose’ aumenta, lo que se traduce en una pérdida mayor de pelo”. Contrariamente a lo que ocurre con la alopecia androgénica, que concentra la pérdida de cabello en la parte superior y de la coronilla, el efluvio telógeno es una caída difusa, que se produce por todo el cuero cabelludo. “El efluvio telógeno agudo es más frecuente en mujeres que en hombres. Ya que, aunque la causa fundamental es el estrés, algunas condiciones femeninas, como menopausia embarazo o lactancia, por ejemplo, pueden producir etapas de pérdida de pelo más acentuadas”, apunta la especialista. “El efluvio telógeno agudo puede afectar también a hombres, aunque ellos no lo suelen percibir tanto, ya que suelen tener el pelo más corto y se lo lavan más a menudo, lo que ayuda a que el pelo que está en fase de efluvio telógeno, se desprenda”, concluye.
Desde que se produce la alteración del crecimiento del pelo por efluvio telógeno, hasta que se empieza a percibir la caída, pasa un tiempo. Tal y como nos explica la dermatóloga del Grupo Jaén: “El estímulo que desencadena este tipo de alopecia ocurre de uno a tres meses antes de la caída del pelo. Esto significa que, cuando el paciente viene a consulta quejándose de caída del cabello, hay que buscar la causa unos meses atrás”. Esto explicaría por qué, a principios de verano, los expertos de dermatología han percibido un aumento de consultas sobre la caída de pelo.
En lo que respecta a si la enfermedad por coronavirus SARS-CoV-2 produce o no caída de pelo, ambas expertas consultadas coinciden en señalar que no existen aún trabajos concluyentes: “En la actualidad hay varios estudios en curso sobre este tema, pero no hay resultados definitivos, siguen en proceso de recogida de datos y obtención de conclusiones. Los resultados preliminares de un estudio han sido publicados en Journal of the American Academy of Dermatology. Esta investigación relaciona la mayor gravedad de la enfermedad por COVID-19 con la presencia de alopecia androgenética previa, pero no sitúa al coronavirus como causa de esta pérdida del cabello. Por otro lado, se está estudiando si los andrógenos son un factor de riesgo en cuanto a la gravedad de esta enfermedad”, concluye Royo de la Torre.
Una buena noticia: el efluvio telógeno agudo es reversible
Una vez que el paciente ha sido examinado y entrevistado para determinar cuál ha sido la causa que ha podido ocasionar el efluvio telógeno agudo y se concluye que ha sido ocasionado por estrés, se le recomienda cepillarse el pelo a menudo o lavárselo con más frecuencia, para ayudar a que caiga ese pelo que, inevitablemente, se va a desprender.
Por otro lado, para favorecer el crecimiento del cabello es aconsejable usar complementos de nutracéutica, realizados a partir de alimentos, o partes de los mismos, que proporcionan beneficios para la salud, incluyendo la prevención y/o tratamiento de enfermedades. M.T.T.