Verrugas genitales, la infección vírica de transmisión sexual más frecuente
El uso del preservativo es la principal barrera de protección frente a estas patologías
ANNA TORELLÓ. La sexualidad ha cambiado mucho en los últimos años. En la actualidad, los jóvenes se inician antes en el mundo de las relaciones sexuales y, además, lo hacen con más parejas. Empiezan pronto. A partir de los 14 años muchos jóvenes ya practican el acto sexual. Estas circunstancias junto a la falta de concienciación del uso del preservativo, han generado un aumento en la incidencia de infecciones.
Hay diferentes tipos de enfermedades de transmisión sexual. Existes dos grandes grupos de infecciones: las víricas y las no víricas. En las primeras se incluyen infecciones como el VIH, el virus del papiloma humano (VPH) y los virus del herpes Simplex. Entre las no víricas destacan las infecciones por Chlamydia trachomatis, la Neisseria gonorrhoeae (gonorrea), o el Teponema pllidum (sílifis o lúes). Afectan tanto a hombres como a mujeres aunque, en muchos casos, las complicaciones en la mujer pueden tener mayor gravedad (esterilidad, abortos de repetición, enfermedad inflamatoria pélvica ).
Las verrugas genitales o condilomas, es la enfermedad de transmisión sexual más frecuente. Esta patología, causada por VPH, es altamente contagiosa. El virus afecta tanto a la piel como a las mucosas. Existen aproximadamente 35 tipos de papiloma que afectan al área genital. De estos, algunos son de bajo riesgo, pero 15 son considerados de alto peligro oncogénico. En concreto, los virus 16 y 18 son los causantes del 70% del total de los cánceres de cuello uterino. A través de los años se ha constatado que la mayor parte de mujeres que mantienen relaciones sexuales va a estar en contacto con el virus de papiloma en algún momento de su vida. Una cuarta parte de entre 25 y 30 años tiene el virus, pero según Olga Salas, responsable del área de tracto genital inferior de Salud de la Mujer Dexeus, la mayoría lo pasan de forma transitoria y asintomática. Y en más del 90% de los casos el virus se va tal y como llegó. Sin embargo, una pequeña parte de estas mujeres no lo eliminará y esta infección persistente acabará produciendo lesiones precancerosas.
Los herpes genitales también son muy comunes. Son pequeñas úlceras generalmente dolorosas. Antes de su aparición la persona infectada suele experimentar un aumento de la sensibilidad, quemazón o dolor en la piel. La Chlamydia es la infección bacteriana de transmisión sexual más frecuente. No suele causar síntomas, pero puede producir sensación de ardor al orinar.
El preservativo es la principal barrera de protección. Consigue reducir significativamente el riesgo de contraer enfermedades de transmisión sexual. Sin embargo, la población está poco concienciada sobre el papel de este anticonceptivo como herramienta protectora frente a posibles infecciones, asegura esta ginecóloga. Los anticonceptivos de larga duración, como la píldora anticonceptiva, con frecuencia pueden actuar como un arma de doble filo, ya que provocan una relajación en cuanto a barreras de protección y se genera un mayor riesgo de adquirir una enfermedad de transmisión sexual. En los jóvenes los especialistas recomiendan una protección doble si no tienen pareja estable. Es decir, explica Salas, que además de tomar la píldora utilicen preservativo en sus relaciones.
La segunda herramienta de prevención es la vacuna para el VPH. Protege contra los dos tipos de virus de más riesgo oncogénico. En nuestro país está incluida en el calendario vacunal y se administra en niñas de entre 11 y 14 años, aunque también ha demostrado su eficacia en mujeres de hasta 45 años. Pese a vacunarse, se deben seguir tomando medidas de protección en las relaciones. Asimismo, la citología es primordial para detectar las lesiones precancerosas.