La pérdida auditiva en bebés altera el cerebro y requiere atención urgente

Los bebés que nacen sordos o con problemas de audición muestran cambios adversos en la forma en que sus cerebros se organizan y especializan, según han podido constatar, recientemente, científicos norteamericanos.

La capacidad auditiva desempeña un papel crucial en el desarrollo cerebral de los bebés, pero se desconoce si la falta inicial de la misma puede alterar dicho desarrollo. En concreto, la hipoacusia neurosensorial (HNS) es el déficit sensorial congénito más frecuente en neonatos, afectando a entre el 0,83 % y el 3,43 % de los recién nacidos. De ahí la importancia de proporcionar acceso auditivo temprano a los lactantes para favorecer una integración funcional sólida durante el desarrollo temprano.

En ello se han centrado investigadores de la Universidad de California-Merced (EEUU), cuyo estudio, publicado en ‘Science Advances’, sugiere que los bebés que nacen sordos o con problemas de audición muestran cambios adversos en la forma en que sus cerebros se organizan y especializan. “El primer año de vida es un periodo crítico para la organización cerebral. Si los bebés no reciben estímulos auditivos o una exposición temprana al lenguaje durante este periodo, es posible que los hemisferios izquierdo y derecho del cerebro no desarrollen su equilibrio habitual”, según los autores del trabajo, los profs. Heather Bortfeld,de la Universidad de California, Merced, y Haijing Niu, de la Universidad Normal de Beijing.

De hecho, en un bebé con audición normal, el hemisferio izquierdo se vuelve dominante para el procesamiento del habla y la comunicación simbólica durante los primeros meses de vida. “El cerebro necesita información estructurada para construir las redes que posteriormente sustentarán la comunicación y el aprendizaje”.

Para el estudio, examinaron a 112 bebés de entre 3 y 9 meses de edad, incluyendo 52 con pérdida auditiva congénita y 60 con audición típica. Mediante un método de imagen no invasivo llamado espectroscopia funcional de infrarrojo cercano (fNIRS), los investigadores analizaron la eficiencia de la comunicación entre las diferentes regiones del cerebro.

Descubrieron que ambos grupos presentaban una fuerte organización en red de «mundo pequeño», un indicador de una función cerebral eficiente. Sin embargo, a diferencia de los bebés con audición típica, aquellos con hipoacusia neurosensorial no desarrollaron una mayor especialización del hemisferio izquierdo, que normalmente está vinculada al desarrollo temprano del lenguaje y la cognición.

La diferencia fue más pronunciada en los bebés con pérdida auditiva moderada a profunda, mientras que aquellos con pérdida leve conservaron algunos patrones normales de actividad del hemisferio izquierdo.

Los resultados del estudio, que ofrece pruebas sólidas de cómo la pérdida auditiva afecta al cerebro infantil, sin embargo, solo se observó en un momento puntual. No obstante, según estos expertos, la estimulación auditiva temprana a través de audífonos o implantes cocleares, junto con la exposición al lenguaje, ya sea hablado o de señas, podría ayudar a preservar el desarrollo normal del cerebro. Asimismo, proporcionar un entorno lingüístico rico puede ayudar a reforzar las vías neuronales que, de otro modo, podrían debilitarse o reorganizarse de forma anormal.

En el futuro, los investigadores planean realizar un seguimiento de los niños durante períodos más prolongados para determinar si las intervenciones tempranas en audición y lenguaje pueden normalizar la asimetría cerebral y favorecer el desarrollo lingüístico y cognitivo posterior. M.T.T. (SyM)

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