Detectar el deterioro cognitivo en pacientes con diabetes a través del ojo
Estas son algunas de las investigaciones básicas y clínicas en diabetes más punteras que se están llevando a cabo en centros españoles. Medición de la glucemia capilar en una farmacia.
Algunas de las investigaciones punteras en diabetes que se llevan a cabo en nuestro país se han presentado durante una mesa conjunta de la Sociedad Española de Diabetes (SED) y del Centro de Investigación Biomédica en Red de Diabetes y Enfermedades Metabólicas Asociadas (CiberDEM), celebrada en el Congreso Nacional de Diabetes que se ha celebrado en mayo en Las Palmas de Gran Canaria.
Los ojos de las personas con diabetes, pueden ser una ventana para vislumbrar su posible deterioro cognitivo. La presencia de diabetes mellitus tipo 2 (DM2) actúa como un acelerador del deterioro cognitivo (deterioro cognitivo leve y, posteriormente, demencia), con un impacto significativo en el manejo de la enfermedad y sus complicaciones. Por eso, “se recomienda realizar una evaluación anual de la función cognitiva en personas con diabetes mayores de 65 años”, apunta Andrea Ciudin, del Hospital Universitario Vall D’Hebron (Barcelona).
Las guías actuales recomiendan todavía el uso del minimental state evaluation test (MMSE), que tiene una sensibilidad y especificidad modestas a la hora de detectar pacientes con deterioro cognitivo leve, que son los que tienen mayor riesgo de evolucionar a demencia. Por otra parte, el diagnóstico neurocognitivo se basa en pruebas neuropsicológicas complejas, que precisan personal específicamente entrenado y consumen tiempo, lo que hace inviable su incorporación rutinaria en la práctica clínica. Y, además, actualmente no existen biomarcadores fiables para seleccionar los pacientes con diabetes tipo 2 con mayor riesgo de desarrollar deterioro cognitivo.
Utilidad de la retina
Ante esta situación, se necesitan nuevas herramientas para diagnosticar y seguir la evolución del deterioro cognitivo en la diabetes. El Grupo de Investigación en Diabetes y Metabolismo del Instituto de Investigación del Vall d’Hebrón (VHIR), que dirige Rafael Simó, lleva los últimos 10 años evaluando la utilidad de la retina como ventana para explorar el cerebro, dado su origen embriológico común.
“La microperimetría de la retina es una prueba rápida, simple y objetiva (no depende del estado de ánimo del paciente, como las pruebas neurocognitivas) en la que el paciente debe pulsar botones en función de las luces que ve en una pantalla”, detalla Andrea Ciudin. Mediante esta técnica se evalúan dos parámetros principales: por un lado, la sensibilidad de la retina (que depende de la vía óptica, y se correlaciona con la neurodegeneración y los dominios de memoria) y, por otro, la fijación de la mirada que depende de la red compleja de la sustancia blanca, que se asocia con las alteraciones en la atención y la función ejecutiva. Ambos son parámetros complementarios que permiten diferenciar los diversos grados de deterioro cognitivo a nivel basal.
De forma adicional, resalta la experta del VHIR, “la sensibilidad de la retina en pacientes normocognitivos es un parámetro predictor de conversión a deterioro cognitivo leve tras 3 años de seguimiento”. Así mismo, la fijación de la mirada es un recurso adecuado para la monitorización anual de la función cognitiva en estos pacientes. “Estudios preliminares de nuestro grupo confirman que estos resultados se pueden aplicar incluso a la población joven con obesidad, siendo la fijación de la mirada un parámetro válido para diagnosticar alteraciones en la atención y función ejecutiva”, indica.
A juicio de Ciudin, “la microperimetria de la retina emerge como una herramienta útil y simple de manejar en la práctica clínica de forma automática para el cribado y la monitorización de la función cognitiva en pacientes con DM2”. Los resultados de la línea de investigación se están validando actualmente en el proyecto europeo Recognised, coordinado por Rafael Simó.
Protección de las células beta
Otra línea de investigación significativa, promovida por CiberDEM, consiste en evaluar estrategias que permitan hacer frente a la disfunción del islote pancreático, determinante para la aparición de la DM2.
Uno de los desencadenantes de este evento es la agregación de la hormona amilina (IAPP), que es sintetizada y secretada por las células beta junto con la insulina. En el Instituto de Investigaciones Biomédicas August Pi i Sunyer (Idibaps, en Barcelona) se ha estudiado el efecto de esta agregación en ratones transgénicos que expresan la forma humana de la amilina (hIAPP), con el fin de idear nuevas estrategias de protección del islote pancreático.
Como expone Joan Marc Servitja, del Idibaps, “nuestros estudios han demostrado que el tratamiento de ratones hIAPP con moléculas antiinflamatorias y de inhibidores del retículo de estrés endoplásmico, recursos clínicamente ya usados para otras enfermedades, reduce la hiperglicemia, la intolerancia a la glucosa y la resistencia a la insulina en estos animales”. En su opinión, “estos resultados abren la puerta a nuevas oportunidades para el tratamiento de la DM2”.
En los últimos años se ha avanzado mucho en el conocimiento del rol que desempeñan los factores de transcripción en el desarrollo embrionario del páncreas endocrino. Además de su papel clave en la formación de células beta, tal y como explica Ana Isabel Rojas González, investigadora del Centro Andaluz de Biología Molecular y Medicina Regenerativa (Cabimer), “muchos de estos factores de transcripción embrionarios son fundamentales para el correcto funcionamiento de la célula beta adulta, regulando procesos biológicos tan esenciales como la proliferación celular, la apoptosis, la producción y la secreción de insulina”.
El estudio de estos factores de transcripción embrionarios tiene también importancia a nivel clínico, ya que se han descrito mutaciones en genes que codifican para estos factores asociadas a diversas patologías pancreáticas, como la agénesis del páncreas o la diabetes neonatal.
Otro aspecto muy interesante de los factores de transcripción pancreáticos embrionarios, según la investigadora del Cabimer, “es su capacidad para reprogramar la identidad de diversos tipos celulares a células beta, pudiendo ser una potencial fuente de obtención de células beta in vitro que puedan ser utilizadas para trasplantes”.
Primer Registro Nacional de DM1
También durante el congreso de la SED, se ha anunciado la puesta en marcha del primer Registro Nacional de Diabetes tipo 1. En colaboración con la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN) y la Sociedad Española de Endocrinología Pediátrica (SEEP), esta iniciativa servirá para, entre otras cosas, “evaluar cambios y tendencias, establecer diferencias regionales, efectuar comparaciones con otros países, llevar a cabo estudios auxiliares, fijar políticas de economía de la salud o conocer mejor fenotipos poco frecuentes”, en palabras de Luis Castaño González, catedrático de Pediatría de la Universidad del País Vasco (Bilbao).
En el registro se contempla incluir, al menos, datos clínicos, demográficos, analíticos y socio-ambientales, cuyo análisis puede facilitar, entre otras cosas, poder definir incidencias globales y parciales (por edad, género, etnia, áreas geográficas,…), datos etiológicos, descripción clínica y analítica, y complicaciones, entre otros elementos.
Actualmente se estima que la incidencia de diabetes tipo 1 en menores de 15 años en España oscila entre los 11-24 casos por 100.000 habitantes/año. Los datos existentes son fruto de estudio parciales y adoptando metodologías diferentes, y reflejan una importante heterogeneidad regional, donde, por ejemplo, se constata en menores de 15 años el doble de incidencia en Castilla-La Mancha (20,2 casos/100.000hab/año) o Navarra (21,5 casos/100.000hab/año) que en el País Vasco (10,7 casos/100.000hab/año). Además, se atisba una diferente tendencia regional, con tasas de incidencia que van aumentando a lo largo de los años en unas comunidades autónomas (como Andalucía, Aragón, Navarra y Extremadura), mientras que en otras permanecen estables. “Resulta fundamental conocer si estas diferencias son reales o son debidas a la variabilidad metodológica”, apunta Luis Castaño.
Diabetes y hospitalización por covid
También en el congreso se ha dado a conocer resultados obtenidos del estudio Aphosdiab, que ha tratado de identificar variables clínicas, analíticas y sociodemográficas asociadas a la necesidad de ingreso hospitalario en personas mayores de 50 años infectadas por SARS-CoV-2 y evaluar si la diabetes mellitus condiciona el riesgo de hospitalización.
Como resume Domingo Orozco Beltrán, de la Universidad Miguel Hernández-Hospital Universitario San Juan (Alicante), “en este estudio multicéntrico de casos y controles finalmente se han analizado historias clínicas electrónicas de 790 pacientes con covid-19 desde el 1 de marzo de 2020 hasta el 30 de abril de 2021”.
El principal hallazgo es, según este experto, que “la diabetes no aumenta el riesgo de ingreso hospitalario en mayores de 50 años, pero sí la edad avanzada, el sexo masculino, la fiebre, la tos, la astenia, la disnea/confusión, la hipertensión o la inmunosupresión”. Pere Iñigo/JST