Relación entre las quemaduras por el sol y el cáncer de piel
El daño ocasionado por las quemaduras solares consiste en un exceso de oxidación y, al fin y al cabo, se produce la muerte de los queratinocitos, las células predominantes de la epidermis, la capa más superficial de la piel. Así lo expresa Mayte Truchuelo, dermatóloga del Instituto Dermatológico de Vithas Internacional. “Las quemaduras en la piel también provocan cambios a nivel genético que, a la larga, son los responsables del cáncer de piel”, añade.
Existe una relación directa entre el cáncer de piel y las quemaduras acumuladas a lo largo de la vida. En este sentido, como apunta la especialista, “el uso de fotoprotectores en áreas fotoexpuestas en los primeros 20 años de vida reduce en un 85% el riesgo de padecer cáncer de piel”. Además, a largo plazo, las quemaduras también producen el envejecimiento prematuro de la piel, es decir, aparecen manchas y arrugas.
Las personas más propensas a sufrir quemaduras son aquellas que tienen un fototipo claro, es decir, piel, ojos y pelo claro. También, como afirma Truchuelo, “es muy importante vigilar la medicación, puesto que determinados fármacos pueden ser fotosensibles”. Además, las quemaduras son más típicas en las primeras exposiciones solares del verano ya que, posteriormente, la piel se va defendiendo. “Con los bebés es necesario tener especial precaución: se debe evitar la exposición solar hasta los 12 meses y, posteriormente, utilizar siempre protección solar alta”.
Las zonas más frecuentemente afectadas por las quemaduras son el cuero cabelludo en las personas que no tienen pelo, las orejas y el escote, cuya piel es muy fina.
¿Cómo actuar cuándo se produce una quemadura solar?
Cuando se produce una quemadura, dependiendo del grado de la misma, puede ser necesaria la valoración por parte de un especialista en dermatología. “Si se trata de una quemadura intensa, que puede ir acompañada incluso de fiebre, malestar general, será necesaria la valoración médica. En ocasiones tendremos que tratarlas con analgésicos, antipiréticos, suero”, apunta Truchuelo. Añade, además que, si se trata de quemaduras más suaves, que suelen ser las más frecuentes, consistentes en enrojecimiento y dolor de la piel, “lo que debemos añadir son corticoides tópicos y un reparador cutáneo, especialmente aquellos que busquen revertir esos daños que produce el sol”.
En cualquier caso, la mejor arma es la prevención para evitar las quemaduras. “Es fundamental la aplicación de cremas fotoprotectoras de factor alto y no olvidar la reaplicación de las mismas cada dos horas y tras el baño”. También se puede suplementar con un fotoprotector por vía oral. Además, una buena recomendación es que las exposiciones solares sean progresivas, evitando siempre las horas centrales del día.
Si ya se ha producido la quemadura es importante evitar la exposición solar para impedir acumular el daño.