Los peligros de la psoriasis no están solo en la piel
Esta enfermedad en fase moderada-grave puede estar relacionada con otras comorbilidades
La psoriasis con un componente inflamatorio aumenta entorno al 50% el riesgo vascular
Sofia Larrucea
La psoriasis es una enfermedad inflamatoria de la piel y de las articulaciones que afecta a alrededor de 125 millones de personas en el mundo y a 1.100.000 en nuestro país. A pesar de estar catalogada como una dolencia dermatológica, sus afectaciones pueden ir mucho más allá. Concretamente, se ha visto que, sobre todo en casos moderados o graves, esta enfermedad presenta una relación con otras manifestaciones sistémicas. Y la lista no es reducida. Diabetes mellitus, hipertensión arterial, obesidad, enfermedad coronaria o de Crohn, son algunas de las enfermedades asociadas. Sin olvidar la repercusión psicoemocional. “La psoriasis puede llegar a producir frecuentes episodios de ansiedad o depresión”, apunta Esteban Dauden, jefe de servicio de dermatología y director de la unidad de psoriasis del Hospital Universitario La Princesa de Madrid. Las comorbilidades no son pocas, y su conocimiento es para los especialistas cada vez más importante, no solo para mejorar el diagnóstico precoz y su prevención, sino también para mejorar su tratamiento. “El abordaje multidisciplinar es un elemento clave en el control de la enfermedad y en la promoción de la salud de estos pacientes”, señala Carlos Guijarro, internista del Hospital
Universitario Fundación Alcorcón, también de Madrid.
Aunque los mecanismos por los que se produce esta asociación aún no son bien conocidos, un elemento común es el proceso inflamatorio al que están sometidos los pacientes. Tanto en la psoriasis como en la arteriosclerosis existe un estado inflamatorio que, aunque se expresa clínicamente en la piel y en las arterias, es en realidad un estado inflamatorio que afecta a todo el organismo. Además, recientemente se ha reconocido que un estado de inflamación subyacente, incluso de bajo nivel, aumenta el riesgo de complicaciones cardiovasculares de los pacientes en general y los pacientes con psoriasis en particular. Concretamente, se estima que la presencia de psoriasis con un componente inflamatorio aumenta entorno al 50% el riesgo vascular estimado de los pacientes. Sin embargo, tal y como añade el dermatólogo Esteban Dauden, debe tenerse en cuenta el papel relevante que pueden jugar los cambios en los hábitos de vida desencadenados por la enfermedad.
“Algunos pacientes pueden aumentar su consumo de tabaco y alcohol, dejar de hacer deporte e incluso sufrir alteraciones psicológicas”, explica. Dada la estrecha relación entre la psoriasis moderada-grave y otras manifestaciones sistémicas, no resulta extraño que cada vez sean más los especialistas los que reclaman una atención multidisciplinar de los afectados. “Con frecuencia, el punto de contacto de los pacientes con psoriasis con el sistema sanitario es la consulta del dermatólogo, no obstante, el pronóstico vital de estos se relaciona más con las complicaciones cardiovasculares que con la psoriasis”, afirma el experto Guijarro, también profesor asociado de medicina en la Universidad Rey Juan Carlos. De este modo, añade, “es importante que los dermatólogos sean conscientes de que atienden a pacientes con un elevado riesgo vascular e incluyan en su valoración los elementos básicos de riesgo vascular (peso, talla, presión arterial, medición de colesterol)”. Asimismo, está demostrado que diversos fármacos de uso común en psoriasis, como los aintiinflamatorios o los esteroides, pueden agravar los factores de riesgo vascular. “Un motivo más que ratifica la idea de que la interacción del dermatólogo con otros especialistas es crucial”, concluye Carlos Guijarro.