Expertos advierten de que hay un sobrediagnóstico del TDAH
El diagnóstico de TDAH en realidad podría enmascarar otros problemas, como, por ejemplo, un estado de ánimo bajo consecuencia de problemas en el contexto familiar.
Redacción
El número de niños atendidos por el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) ha aumentado notablemente en los últimos años en España. Actualmente afecta entre el 5% y el 7% de los niños y adolescentes. El diagnóstico de este trastorno se ha disparado sobre todo la última década, un hecho que algunos expertos atribuyen no solo a que hay más conciencia del problema y más herramientas para detectarlo, sino también a un sobrediagnóstico . “Muchas veces se coloca a un niño la etiqueta de TDAH, cuando en realidad solo es un niño movido”, coinciden en señalar las profesoras de Psicología y Educación de la UOC, Amalia Gordóvil y Noemí Guillamón.
Dificultad de concentración, de seguir instrucciones y órdenes, de estar sentado más de diez minutos, muestras de impaciencia, escasa tolerancia a la frustración… son algunos de los síntomas que se asocian a este trastorno y que pueden llevar a los padres a la consulta del médico ante la sospecha de que su hijo padece TDAH. Pero no basta con esta sintomatología. Para llegar a este diagnóstico (que tiene que hacer un equipo multidisciplinar de profesionales), es necesario que estas conductas sean muy repetitivas, intensas y que se manifiesten en más de un ámbito. “Si un niño es muy movido en la escuela pero en casa no, esto no es TDAH», explica Gordóvil, que también es psicóloga infantojuvenil y familiar en el centro GRAT de Barcelona.
Incidencia TDAH en Cataluña
Los datos sobre la prevalencia de este trastorno han aumentado de manera considerable en los últimos años, tal y como recogen diversos estudios. En Cataluña, por ejemplo, según el Departamento de Salud, en el año 2013 fueron atendidos en los centros de salud mental y juvenil (CSMIJ) un total de 13.738 niños con TDAH. La cifra representa el 23,46% del total de niños atendidos en estos centros. En cambio, en 2008 la cifra de niños tratados por TDAH representaba sólo el 14% del total. Un estudio del Observatorio del Sistema de salud de Cataluña recoge que el gasto público en medicación para TDAH, para todas las edades pasó de 2,7 a 7,9 millones de euros entre 2008-2015.
Estas cifras demuestran una clara tendencia al alza de un trastorno del que apenas se sentía a hablar hace poco más de una década. Las expertas apuntan varias razones para explicar este aumento, empezando por el sobrediagnóstico. Este sobrediagnóstico se atribuye a varios factores: por un lado, a los intereses de la industria farmacéutica y a una mala interpretación de los profesionales, pero, por otro, también a los cambios sociales y al estilo de vida estresante y agitado que tenemos los adultos.
Guillamón constata que el umbral y la capacidad de los padres y de los maestros de soportar el comportamiento de un niño movido es más bajo que décadas atrás. También pone el foco en la educación: “Los padres de las generaciones anteriores tendían a ser más autoritarios y ahora, en general, lo son menos. El hecho de no poner límites puede provocar problemas de comportamiento en los niños”, afirma. Añade que el diagnóstico de TDAH en realidad podría enmascarar otros problemas, como, por ejemplo, un estado de ánimo bajo consecuencia de problemas en el contexto familiar.
Más niños afectados de hiperactividad y más niñas afectadas por déficit de atención
Las dos profesionales insisten en que la evaluación del TDAH se debe afrontar de una manera interdisciplinaria y debe ser un psicólogo, un neurólogo o un neuropsiquiatra el profesional que llegue al diagnóstico tras hablar con los padres y hacer una batería de pruebas al niño. Estas pruebas evalúan la frecuencia o la intensidad de una serie de síntomas que pueden hacer sospechar que el niño o el adolescente sufren hiperactividad e impulsividad o déficit de atención.
Por ejemplo, tener dificultades para permanecer sentado, hablar en exceso, interrumpir a menudo a los demás, correr o trepar más de la cuenta, responder antes de terminar de formular una pregunta, si se manifiestan de una manera excesiva y en más de un ambiente, son algunos de los síntomas que se asocian a la hiperactividad. No poner atención en detalles o cometer errores por descuido, tener dificultades para organizarse, perder cosas a menudo, distraerse con mucha facilidad, olvidarse de cosas del día a día … pueden conducir a un diagnóstico de déficit de atención, siempre que estos síntomas se produzcan a menudo y no solo en relación con temas o cosas que no interesen al niño. Según Gordóvil, los niños tienen más posibilidades de sufrir hiperactividad que las niñas (la proporción es de 4 a 1), mientras que en el sexo femenino se detectan más casos de déficit de atención.
Las consecuencias de estos comportamientos son muy diversas: desde problemas académicos y de comportamiento en la edad escolar hasta problemas laborales o el abuso de sustancias estupefacientes en la edad adulta, si no se ha tratado bien el trastorno. Un estudio afirma que el 60% de adultos con TDAH tiene un segundo trastorno añadido, que suele ser de una forma generalizada el consumo de drogas. Si el problema, sin embargo, se trata desde el principio, el paciente puede hacer una vida normal.
Órdenes breves y concretas y mirarse a los ojos
Los expertos aconsejan un tratamiento multidisciplinar, que tenga en cuenta los padres, los maestros y los niños, así como los médicos y los psicólogos, en el abordaje del trastorno. En el caso de los niños, por ejemplo, la terapia consiste en modificar patrones de conducta mediante el establecimiento de un sistema de recompensas para comportamientos apropiados y de consecuencias negativas para los inapropiados. También se les ayuda a saberse controlar y a organizarse.
El tratamiento implica hacer un entrenamiento a los padres para que sepan manejar el comportamiento del hijo. Por ejemplo, Gordóvil aconseja dar consignas breves y concretas, fomentar el contacto visual con la criatura (que te mire a los ojos cuando le hablas), hacerle repetir lo que le dices para asegurarte de que ha entendido bien la consigna y utilizar un lenguaje positivo. “En vez de decirle no grites, es mejor decirle que hable con respeto”, afirma.
Según las expertas, pequeños gestos como sentar al niño en primera fila en clase o hacer que sea el encargado de ir a buscar el material, también pueden ayudar mucho. Para mejorar el rendimiento académico del niño -uno de los ámbitos más afectados por este trastorno-, también se aconseja incidir en técnicas de estudio (lectura, subrayado, hacer esquemas o resúmenes) o hacer una supervisión constante del alumno con tutorías individualizadas.
La medicación va aumentando
En algunos casos, la terapia psicológica y psicopedagógica también se combina con el suministro de fármacos. La cifra del consumo de medicación para combatir el trastorno ha aumentado de una manera destacada en los últimos años. Según el estudio del Observatorio de Salud Pública de Cataluña, el 1,3% de las niñas y adolescentes y el 3,7% de los niños y adolescentes de 6 a 17 años residentes en Cataluña ha consumido algún fármaco para el trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) durante el año 2015. En el periodo 2006-2015, el porcentaje de niños y adolescentes de entre 6 y 17 años consumidores de fármacos para el TDAH se ha incrementado el 145,5% en el caso de las niñas y el 81,3% en el caso de los niños.