¿Cuáles serán los próximos lanzamientos de medicamentos para obesidad?

El más inminente, la semaglutida, pero hay muchos más en la I+D. Desde la SEEN y la Seedo reclaman la financiación de los tratamientos por equidad y beneficios sanitarios. Los análogos del GLP-1 están revolucionando el tratamiento médico de la obesidad.

Pese a calificarse de epidemia, la obesidad se ha considerado durante muchos años un área huérfana de tratamientos, con un arsenal exiguo debido a la incapacidad de encontrar moléculas muy eficaces a la vez que seguras. De momento ambas premisas las cumplen los análogos del GLP-1, medicamentos que surgieron para la diabetes tipo 2 pero que es por su efecto reductor del peso por lo que están poniendo contra las cuerdas la capacidad de los laboratorios para cubrir la demanda.

En España el único medicamento de su clase autorizado para el tratamiento de la obesidad es la liraglutida (comercializada en esta indicación como Saxenda por Novo Nordisk), pero de forma inminente se espera el lanzamiento de la semagutida (Wegovy, también de Novo Nordisk), que ya tiene su informe de posicionamiento terapéutico. Este fármaco supone un paso más en eficacia y es el que ha despertado la fiebre por los nuevos antiobesidad en Estados Unidos.

Cristóbal Morales, endocrinólogo de los hospitales Virgen Macarena y Vithas Sevilla e investigador en más de 150 ensayos clínicos en las áreas de diabetes, obesidad y cardiovascular, califica la semaglutida con respecto a la liraglutida de “salto revolucionario”. El nuevo fármaco logra pérdidas de peso de hasta el 15%-16%, frente al 8% del anterior.

Pero la investigación de moléculas que imitan la acción de las hormonas incretinas está explorando nuevas vías aparte del GLP-1, y ya están apareciendo los primeros agonistas dobles y triples.

El más avanzado de esta nueva generación de compuestos en desarrollo para la obesidad es la tirzepatida (Lilly), un agonista dual de GLP-1 y GIP, que en los últimos resultados de los ensayos clínicos ha demostrado reducciones medias del peso de hasta 26%. “Los fármacos de nueva generación cada vez están más cerca de la cirugía bariátrica y ya no existen pacientes no respondedores: todos responden”, expone Morales.

Otros compuestos con acción dual en desarrollo son cagrisema, la combinación del análogo de amilina cagrilintida y semaglutida, y survodutida, coagonista de GLP-1 y glucagón. También en desarrollo hay triagonistas de GLP-1, GIP y glucagón, como retatrutida, y fármacos orales: el más avanzado es la semaglutida oral (Novo Nordisk), pero también están los agonistas orales no peptídicos del receptor del péptido 1 similar al glucagón (GLP-1) como los candidatos de Lilly (orforglipron) o Pfizer (lotiglipron y danuglipron) .

Financiación

Ante el posible lanzamiento de nuevos medicamentos para la obesidad, seguros y muy eficaces, las sociedades médicas españolas de Endocrinología y Nutrición (SEEN) y Obesidad (Seedo) coinciden en que los tratamientos para la obesidad deben ser financiados, al igual que sucede con los medicamentos para otras enfermedades, y por el efecto beneficioso de la pérdida de peso sobre muchas comorbilidades.

De momento los análogos del GLP-1 solo están financiados para diabetes.

Cuestión aparte es hasta qué punto su reembolso es sostenible para el sistema sanitario español, dada la alta prevalencia de la obesidad. En este sentido, Lillian Flores, de la Seedo, explica que “se pueden estudiar mil maneras de que un fármaco pueda financiarse, como el copago, excepciones de financiación para indicaciones especiales, financiación transitoria para una indicación específica, por un tiempo limitado o un número determinado de intentos, entre otras”.

De cara a evitar abusos con estos fármacos, apuesta por “establecer indicaciones de prescripción y limitar la posibilidad de que sean prescritos a que el paciente cumpla una serie de requisitos”. Después, “el seguimiento es fácil a través de la prescripción electrónica y la retirada de medicación desde la farmacia”.

El anuncio de resultados que apuntan a un efecto protector de la semaglutida en la prevención de eventos cardiovasculares en personas con sobrepeso y obesidad puede ser un nuevo espaldarazo a la financiación de estos fármacos en pacientes concretos que, en general, se consideran muy seguros.

Hoy por hoy esta familia de fármacos solo están financiada en diabetes tipo 2. “El tratamiento con análogos del GLP-1 en el paciente con obesidad no es una cuestión de estética, sino de mejora de muchas patologías asociadas a esta enfermedad”, advierte Flores. “Lo grave de la situación es que, si la obesidad no viene asociada a diabetes tipo 2, el paciente no se puede beneficiar de su financiación por el SNS y se ve abocado para mejorar su salud a pagarse el medicamento”.

Manejo clínico

Los análogos del GLP-1 para la obesidad están indicados para pacientes con un índice de masa corporal (IMC) igual o mayor a 27 con comorbilidades asociadas al exceso de peso o con un IMC igual o superior a 30, como complemento a una dieta baja en calorías y un aumento de la actividad física.

“Su uso debe ser crónico, dado que la obesidad es una enfermedad crónica”. Además, “su retirada suele acompañarse de reganancia del peso perdido”, alerta Ínka Miñambres, de la SEEN.

Pero también tienen contraindicaciones: “Se desaconseja su uso si hay antecedentes de pancreatitis y de carcinoma medular de tiroides, dado que podría relacionarse con la ocurrencia de estas dos patologías”. Añade que “se tendrá que ir con precaución en pacientes con patología gastrointestinal, ya que los principales efectos secundarios son de este tipo”, advierte Miñambres.

Los efectos secundarios gastrointestinales, sobre todo las náuseas, son los más comunes y, en algunos casos, pueden llevar a suspender el tratamiento. “Lo ideal es iniciar el fármaco con la dosis más baja y titularlo poco a poco, ya que estos efectos son más frecuentes al inicio del tratamiento”, expone la portavoz de la SEEN.

Con respecto al desabastecimiento de análogos del GLP-1 considerado en parte achacable al uso de medicamentos autorizados para la diabetes en obesidad, la experta señala que no disponen de datos de uso off label, “pero desde la SEEN siempre defenderemos que las prescripciones se hagan de acuerdo a las indicaciones que constan en ficha técnica”.

Futuro del tratamiento

Morales comprende que el desarrollo de los nuevos tratamientos abre una “nueva era” en el tratamiento de la obesidad basado en la personalización de los tratamientos: “Hay que dejar de hablar de obesidad y hablar de obesidades, y entender que hay múltiples, variadas y profundas causas etiopatológicas de la obesidad; hay que fenotipar para hacer realmente una medicina de precisión”.

Para Flores, se ha abierto una era de “esperanza” para los médicos dedicados a la obesidad: “Disponer de estos fármacos nos permitirá disminuir las cifras alarmantes de prevalencia de esta enfermedad y el efecto deletéreo de la obesidad en todas las patologías asociadas y la mortalidad, lo que contribuirá a mejorar la calidad de vida de estos pacientes y a largo plazo, reducir los costes sanitarios”.

¿Podrían llegar a reducir cirugías bariátricas? Flores expone que eficacias tan llamativas, como del 15% al 20%, pueden aun y todo ser insuficientes para alcanzar el objetivo de pérdida de peso de los pacientes más graves. Si bien, ve posible que puedan llegar a recortarse las cirugías “a medida que mejoren la eficacia de los fármacos y se pueda mantener su uso de forma crónica”.

Flores observa que el abordaje de la obesidad no es territorio exclusivo de los endocrinólogos: “Sin la implicación de los médicos de atención primaria no lograremos mejorar la obesidad. Ellos son los llamados a prevenir, identificar el problema y tratar inicialmente la obesidad. Por otro lado, las farmacias son claves en el diagnóstico precoz y en fomentar el autocuidado”.

Posibles otros usos

Los análogos del GLP-1 también se están desarrollando para otras indicaciones dentro del área de cardiometabolismo, como la insuficiencia cardiaca y la enfermedad renal. Pero, además, se investigan para usos tan distintos como la demencia y las adicciones. Cristóbal Morales, de los hospitales Virgen Macarena y Vithas Sevilla, resalta el interés de la investigación con estos fármacos sobre el consumo de sustancias adictivas que explicarían parte de los beneficios que obtienen frente a la obesidad. No en vano, el tratamiento con estos medicamentos se ha vinculado con un menor uso de alimentos calóricos, pero también de alcohol. Morales aclara que este beneficio tendría que ver con el efecto de los análogos del GLP-1 en el sistema nervioso central sobre el centro hedónico, que sería complementario a su acción reguladora sobre el apetito. Naiara Brocal

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