Documentos inéditos revelan la verdadera historia del descubrimiento del ADN
Las notas de Rosalind Franklin demuestran que tuvo un papel central en el avance.
La historia del descubrimiento de la doble hélice de ADN que se ha aceptado como cierta desde hace más de cincuenta años es errónea, según demuestran documentos inéditos analizados por el biólogo Matthew Cobb y el historiador Nathaniel Comfort.
Contrariamente a lo que se ha venido diciendo, no es cierto que James Watson y Francis Crick descubrieran la doble hélice porque supieron interpretar una foto del ADN que Rosalind Franklin había conseguido pero no había sabido descifrar. Tampoco es cierto que Watson y Crick se apropiaran de los datos de Franklin y la privaran del crédito que merecía.
Según Cobb y Comfort, que adelantaron sus conclusiones ayer en Nature coincidiendo con el 70.º aniversario de la publicación del descubrimiento de la doble hélice, “Franklin fue miembro por igual de un grupo de cuatro científicos que trabajaban en la estructura del ADN”.
Los otros tres –Watson, Crick y Maurice Walkins– recibieron el premio Nobel de Medicina en 1962 por el descubrimiento. Rosalind Franklin, que había muerto a los 37 años en 1958 por un cáncer de ovario, no pudo ser premiada.
Las relaciones de Watson y Wilkins con Franklin no fueron buenas. Pero compartieron datos de acuerdo con la cultura científica de la época. Franklin sí tuvo una relación de amistad con Crick y su esposa Odile.
Cobb y Comfort, que están trabajando en biografías sobre Watson y sobre Crick que deben publicarse en el 2025, han llegado a estas conclusiones tras estudiar las notas que Rosalind Franklin tomó sobre sus investigaciones y que se conservan en la Universidad de Cambridge. También han analizado un informe con resultados de los experimentos de Franklin que Max Perutz, el jefe de Crick, recibió en una visita a la institución donde ella trabajaba. Y han encontrado un reportaje sobre la historia del descubrimiento que la revista Time encargó, pero que no llegó a publicarse.
Estos documentos demuestran que las cosas no ocurrieron tal como las explicó James Watson en su libro La doble hélice, publicado en 1968, que ha alimentado los relatos erróneos posteriores sobre el descubrimiento de la estructura del ADN.
Un episodio clave de estos relatos lo protagoniza la icónica Fotografía 51 que obtuvieron Rosalind Franklin y el estudiante de doctorado Raymond Goslin. Se trata de una imagen de ADN observado con difracción de rayos X. Según la versión de Watson, fue a visitar a Franklin al King’s College de Londres a principios de 1953 y discutieron. Maurice Wilkins, que también trabajaba en el King’s College, le enseñó aquel mismo día la Fotografía 51 que Franklin y Goslin habían conseguido ocho meses antes.
Watson presenta esta escena como “un clásico momento eureka”, advierten Cobb y Comfort. Asegura que se dio cuenta enseguida que solo una estructura de hélice podía producir aquella imagen. Pero es “una presunción absurda […] que Franklin, la química cualificada, no pudiera comprender sus propios datos y que él, un novato en cristalografía, los comprendiera de inmediato”, señalan Cobb y Comfort. “Además, todo el mundo, incluso Watson, sabía que era imposible deducir ninguna estructura precisa a partir de una única fotografía”.
Lo que permitió a Watson y Crick descifrar la estructura de la doble hélice fue su trabajo con modelos de cartón en un despacho de la Universidad de Cambridge. Watson y Crick hicieron los modelos razonando como teóricos y comprobaron si estaban bien encaminados utilizando los datos experimentales obtenidos por Franklin y Wilkins.
Los datos clave no estaban en la Fotografía 51, sino en el informe que Max Perutz, el jefe de Crick, había recibido en su visita al King’s College. Aunque Watson y Crick utilizaron los datos sin permiso, Franklin sabía que los tenían. En aquel informe, Franklin ya señalaba que las curvas de las hélices de ADN estaban separadas por una distancia de 34 ángstroms, que la molécula tenía una cantidad enorme de átomos y que presentaba un tipo de simetría llamada C2. Crick era un experto en este tipo de simetría.
Finalmente, Watson, Crick, Franklin y Wilkins presentaron sus resultados en tres artículos publicados en Nature el 25 de abril de 1953. El más importante de los tres, que describía la doble hélice de ADN y cambió la historia de la biología y la medicina, estaba firmado únicamente por Watson y Crick sin ninguna mención a las contribuciones de Franklin y Wilkins.
En un artículo publicado al año siguiente, Watson y Crick reconocieron que, sin los datos de Franklin, “la formulación de nuestra estructura hubiera sido muy improbable, si no imposible”.
“Rosalind Franklin ha sido reducida a la heroína agraviada de la doble hélice. Merece ser recordada, no como la víctima de la doble hélice, sino como una investigadora que contribuyó por igual a resolver su estructura”, sostienen en Nature Cobb y Comfort, que señalan que “ni Franklin ni Wilkins cuestionaron nunca cómo se había descubierto la estructura” del ADN.
En cuanto a los otros protagonistas, “Francis Crick es hoy una figura más respetada que James Watson”, declara por correo electrónico Nathaniel Comfort. “La reputación de Watson es tan negativa como en su momento fue positiva. Esto se debe en gran parte a sus propias acciones, sobre todo a sus reiterados comentarios sobre la genética de las razas y la inteligencia”. J. Corbella