Cómo no usar bien las mascarillas
Por Antoni Trilla, epidemiólogo. Hospital Clínic de Barcelona.
Tanto la actividad laboral como la comercial se están reanudando poco a poco, en condiciones diferentes y más seguras con respecto al riesgo de contagio. Muchos seguimos disciplinadamente confinados, a partir del lunes de esta semana ya en fase 2 en Barcelona y Madrid y alguna comunidad, y 3 en otras áreas. La evolución de la epidemia es cada día más favorable, pero todavía hay casos nuevos y por tanto virus circulante.
Esta semana ha sido la semana de la obligatoriedad de las mascarillas en la llamada “nueva normalidad”, anunciada en el RD que regirá tras que decaiga el estado de alarma. Debemos usarlas siempre bien. Se han dado instrucciones claras al respecto. Sin embargo, la simple observación personal diaria detecta errores ocasionales que es posible y fácil corregir. Me permitirán comentarlos empleando un tono más informal, con todo el respeto que la situación merece.
Los diez errores más frecuentes son: 1) mascarilla mal colocada, sin cubrir la nariz; 2) mascarilla mal colocada, sin cubrir la boca; 3) mascarilla mal ajustada a la cara, incluyendo mascarilla con solo parte de las cintas de sujeción atadas; 4) mascarilla colgando de la oreja o de las gafas, sin cubrir nariz ni boca; 5) mascarilla retirada convenientemente para poder fumar en la calle; 6) mascarilla que ha sufrido un uso prolongado y cuya apariencia es deplorable (si es quirúrgica, cambiarla; si es de tela, lavarla); 7) mascarilla conduciendo un vehículo privado sin pasajeros y con las ventanillas cerradas; 8) mascarilla de uso sanitario con válvula (tipo FFP2 o similar) sin que esté indicada (protegen del contagio a quien la lleva, pero no nos protegen a los demás si la persona está infectada); 9) quitarse la mascarilla tirando de ella por delante (hay que hacerlo soltando las cintas o gomas por detrás y lavarse las manos); y 10) mascarilla colgando de la mano o en el bolsillo, lista para su colocación inmediata e intermitente. Finalmente, el error más importante: no llevar mascarilla cuando hay que llevarla. Recuerden además que las pantallas faciales no sustituyen las mascarillas: el aire exhalado e inhalado circula con facilidad por debajo de la pantalla, y si se produce un contacto prolongado o próximo con otra persona hay protegerse además con una mascarilla.
El uso de mascarillas ha cambiado nuestras vidas. Cuando llevo mascarilla y paseo con mi perro, me mira de modo peculiar. No me canso de repetirle: tranquilo, que esto terminará. Debemos seguir teniendo paciencia y ser solidarios.