Las prótesis de pene pueden solucionar hasta el 90% de los casos complejos de disfunción eréctil en pacientes oncológicos
El implante de estos dispositivos permite recuperar una función eréctil prácticamente normal.
Expertos en urología destacan la eficacia en de las prótesis de pene en la solución de los casos más complejos de disfunción eréctil. Según apuntan, el implante de estos dispositivos tiene un índice de satisfacción del 90% en los casos en los que el paciente no ha respondido a tratamientos farmacológicos y destacan que permite recuperar una función eréctil prácticamente normal.
José María Lozano, responsable de andrología del Servicio de Urología del Hospital Quirónsalud Sagrado Corazón, apunta que la mayoría de los modelos de prótesis que se implantan en la actualidad constan de dos cilindros que se disponen en el interior de los cuerpos cavernosos. Mediante un mecanismo hidráulico se llenan o vacían de líquido a voluntad del paciente al apretar una pequeña bomba que se sitúa entre los testículos. “La prótesis consigue reproducir una erección que permite mantener relaciones sexuales satisfactorias sin afectar al deseo sexual, el orgasmo ni a la eyaculación”, concreta.
La disfunción eréctil se puede considerar una enfermedad prevalente y no necesariamente asociada a la edad, ya que se estima que afecta al 20% de la población entre los 25 y los 70 años. Se trata de una condición que afecta a la salud psíquica y al bienestar psicosocial del que la padece, lo cual tiene un impacto negativo en su calidad de vida y en la de su pareja. En el caso de los pacientes con cáncer, la aparición de trastornos sexuales, como la disfunción eréctil, se acentúan a consecuencia de su enfermedad y por los efectos secundarios de los tratamientos que se emplean.
Por su parte, Juan Manuel Poyato, urólogo, apunta que los pacientes oncológicos sufren una reducción en la actividad y el interés sexual, cambios en la imagen corporal, dudas sobre la capacidad para disfrutar y deterioro de la autoestima; todo lo cual repercute negativamente en la relación de pareja. Sin embargo, apunta, que “el principal trastorno sexual es la disfunción eréctil, que adquiere una especial repercusión cuando hablamos de cánceres localizados en el abdomen inferior (colon, sigma, recto…) o en el aparato génito-urinario”.
La radioterapia, quimioterapia o la terapia de hormonas, así como las cirugías radicales donde se le extirpa al paciente la próstata, la vejiga o partes importantes del colon, el recto o la uretra, pueden repercutir de manera más directa en la función eréctil, ya que pueden suponer la extirpación o la lesión de los nervios que ayudan a provocar una erección.
Aunque la intervención se haga siguiendo métodos conservadores de los nervios, los expertos apuntan que el tiempo de recuperación de la erección tras la cirugía es de dos años, tiempo en el que es importante realizar una rehabilitación temprana, supervisando que se tengan erecciones y la calidad de la misma, así como sanar los nervios afectados con ayuda farmacológica.
Actualmente y de acuerdo con la severidad del problema oncológico y de sus secuelas, se diseñan tratamientos personalizados para todo tipo de trastornos sexuales y, especialmente, para la disfunción eréctil, que incluyen desde apoyo psicosexológico, rehabilitación del suelo pélvico, hasta la inserción de los más modernos dispositivos protésicos, como la prótesis hidráulica integrada en tres componentes. L.D.B. (SyM)